Testimonio de un adicto en recuperación.
Cuando era pequeño tenía sueños de ser ingeniero, médico, abogado, porque miraba como las personas que ejercían estas profesiones eran respetadas en la sociedad y mis padres siempre me decían que alguna de esas profesiones tenía que estudiar yo cuando fuera un adulto, lo último que pasaba por mi mente era tomar decisiones equivocadas, que mis sueños y los de mi familia se truncaran y terminara consumiendo diferentes tipos de sustancias.
Sin embargo, eso fue lo que me sucedió, de ser una persona que toda la familia motivaba a salir adelante, el hijo en donde se centraban las ilusiones, a ser la “oveja negra” de la familia “el chico problema” por mi consumo desmedido de sustancias psicoactivas, mi droga de impacto fue la metanfetamina o mejor conocida como “cristal”. Honestamente, yo sabía que me estaba equivocando al consumir drogas; sin embargo, el efecto que causaron dentro de mí era mucho más grande que cualquier código moral que podría salir de mis entrañas.
Recuerdo la primera vez que consumí “cristal” sentí una ola de energía inmensa que me lleno de confianza, y para una persona que siempre estuvo acostumbrado a que los demás hicieran las cosas por mí, a ser perezoso, esa energía que la droga me hizo sentir se convirtió positivo en mi vida o al menos eso era lo que yo creía.
Al inicio de mi consumo todo en mi vida continuaba “bien”, mantenía mi trabajo estable, tenía buena relación con mis compañeros de trabajo, era responsable, tenía pareja, Etc.
Pongo énfasis en “bien” porque aunque por fuera podías ver todas estas cosas en mí, por dentro era otra historia. Mis emociones eran un desastre, me sentía solo, porque decía que mi familia no me quería, vivía constantemente en un estado de neurosis con cambios drásticos emocionales. Sin embargo, según yo, no existía problema con mi consumo “pues la gente ya sabe como soy, entonces que no estén molestando”.
Mientras fue transcurriendo el tiempo en adicción activa, mire como poco a poco mis relaciones fueron deteriorando, mi pareja me molestaba; constantemente miraba sus defectos, en el trabajo empezaba a faltar por tener síndrome de abstinencia (malilla), mi patrón comenzaba a decirme que necesitaba que me esforzara más en el trabajo, mis compañeros de trabajo me preguntaban ¿por qué siempre me miraba enojado? A lo cual respondía con cara de confusión, ya que no me daba cuenta de mi actitud negativa.
Un día que para mí parecía normal, llegue al trabajo muy temprano para abrir el establecimiento, me fui al lugar donde escondía la droga y me percate que se me había acabado, cerré el establecimiento, y me fui a conseguir cristal a unas cuantas cuadras de donde trabajaba, me fui en una moto que pertenecía a la empresa, compre sustancia y 3 cuadras antes de llegar al trabajo de nuevo, se descompone la moto, mi neurosis se activó inmediatamente, ya que no me había drogado aún, y me comenzaba a llenar de un sentimiento de malestar por la falta de sustancia en mi cuerpo. Quería llegar lo más pronto posible al trabajo para marcar al mecánico, pero sobre todo para meterme al baño a consumir antes de que llegaran el resto de los empleados. Me fui empujando la motocicleta hasta el trabajo, ya tenía 3 días sin dormir, y mi cuerpo estaba cansado, aunque la distancia era corta, termine exhausto.
Recuerdo que llegando al establecimiento lo primero que hice es que me encerré en el baño, saque mi pipa de vidrio, y comencé a fumar. Estaba molesto, cansado, irritado, ansioso y tenía unas profundas ganas de consumir lo más posible para que todos esos sentimientos desaparecieran. Ese día consumí alrededor de 10 gramos de metanfetamina en un lapso de 2 horas, sin embargo, ese sentimiento de ansiedad e irritabilidad continuaban dentro de mí. Llegaron el resto de los empleados e inmediatamente les empecé a dar órdenes para limpiar todo el establecimiento.
Recuerdo que me miraban con miedo, y confusión. Estaba extremadamente drogado y era obvio que se me notaba, se me acerca un empleado, y me ofrece marihuana para contrarrestar los efectos del cristal. Me gustaría poder continuar contando de primera mano, que fue lo que sucedió después de que fume marihuana; sin embargo, no recuerdo mucho. Solo estar en el hospital, escuchando distintas voces que me gritaban que iba a morir, escuchaba las voces de distintos familiares llorando porque había muerto, y escuchaba mi propia voz decirme que me diera por vencido. Tengo pequeñas memorias de blasfemar en contra de Dios, y reclamarle por mi muerte. Pero de lo que sí me acuerdo bastante es que estaba en esa cama de hospital con mi corazón a punto de estallar por las taquicardias que tenía, y pensar: “tengo 21 años y no he hecho nada de mi vida”, “tengo 21 años y solo he causado daño a las personas que más quiero”, y “ahora por no hacerle caso a mi padre y madre voy a morir solo”. Recuerdo que en vez de continuar peleando por mi vida me di por vencido, y en ese momento mi corazón se detuvo…
Ahora no voy a decir que mire una “luz blanca”, ni tampoco mire el rostro de nadie, tampoco mire mi vida pasar enfrente de mis ojos. ¡Solo vi negro, sentí un inmenso frío en mi cuerpo, y luego, Nada!
Sentí un golpe en el pecho, abro los ojos, el equipo del hospital encima de mí, y caigo en un sueño profundo, horas después despierto y soy dado de alta, cuando salgo al primer piso del hospital estaba mi patrón del trabajo con su esposa, ya era de noche, no recuerdo que me dijo por qué mi mente aún estaba muy borrosa y quería comprender que es lo que me había sucedido. Nos subimos a su camioneta y me lleva al establecimiento del trabajo, me tiende una cama y me quedo dormido. Al día siguiente me lleva a mi casa y duermo prácticamente 1 semana entera. Regreso al trabajo terminando la semana y a pesar de lo que me había sucedido ese día las ganas de consumir continuaban. Aún escuchaba voces, estaba paranoico y mi gran solución para esos problemas era. Consume más, recuerdo que ya tenía la pipa de nuevo en la mano a punto de fumar y me llegan todos esos sentimientos de ansiedad, irritabilidad, frustración y sobre todo miedo, mucho miedo.
Tire la pipa e inmediatamente le marco a mi padre al cual ya tenía alrededor de unos 3 o 4 meses que no le hablaba. Recuerdo el dolor en su voz cuando le dije que estaba consumiendo cristal, le rompí el corazón. Yo decía que mi papá no me quería y me estaba demostrando lo contrario.
Al día siguiente mi padre me lleva a una clínica de rehabilitación, vivo un proceso multidisciplinario, y aprendo que sufro de una enfermedad, progresiva, incurable y mortal llamada adicción. Estoy en mi proceso por 13 meses, y tomo un diplomado en adicciones. El día de hoy tengo una nueva familia. Amigos verdaderos y me siento lleno, me doy cuenta de que toda la vida buscaba pertenecer, y el día de hoy he encontrado ese sentido. Le doy gracias a Dios que tengo 4 años sin consumir alcohol, ni drogas de ningún tipo, pero sobre todo le doy las gracias que me permite ayudar a otras personas que sufren de la misma enfermedad que yo.
El día de hoy me doy cuenta del porqué quería ser médico, abogado e ingeniero, era porque estas profesiones se basan en la ayuda al prójimo, el día de hoy no soy ninguna de esas profesiones, sin embargo, mi propósito se ha cumplido y puedo ayudar a otra persona.